El tacto es una vía de comunicación que o bien, puede ayudarnos a reforzar nuestra capacidad de comunicación o bien puede hacer que invadamos el espacio personal de la otra persona o resultemos impertinentes. Muchos estudios demuestran que un ligero toque en el codo aumenta las posibilidades de alcanzar lo que queremos al realizar una petición ya que, por un lado, generamos un pequeño vínculo y, por otro, tocamos una zona muy alejada de "zonas íntimas". Pero también hay ciertos gestos cotidianos que pueden llegar a causar una mala impresión como por ejemplo:
- Poner el dedo acusador en el pecho.
- Tocar el hombro y el brazo con el revés de la mano.
- Coger del brazo a alguien al hablar.
- Dar toquecitos en el muslo o rodilla al estar sentad@.
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