jueves, 10 de enero de 2013

Opinión. La vieja del visillo





Nunca podré agradecer a José Mota, su excelente labor a la hora de coger algo totalmente abobinable del carácter Ibérico, y transformarlo en un amasijo de carcajadas. En este caso la temida "vieja del visillo" representa a ese vicio que tenemos de enterarnos de las miserias del prójimo porque parece ser que eso nos alivia... Este hecho que ya de por sí es bastante perjudicial suele llevar el agravante de que muchas de las informaciones que nos pasa la viejecita, y cuando digo viejecita me refiero a cualquier persona de cualquier edad y condición, son inventadas o exageradas y se extienden como la pólvora. De todos modos, siempre hay quien dice: "¿Y qué haríamos si no nos metiéramos en la vida de los demás? ¿Qué aburrido no? ".Lo asume como algo normal en las personas y no sé da cuenta de que esa costumbre tan cotidiana hace que surja  la peor versión de nosotr@s mism@s por varios motivos:

Cuanto más hablamos de cosas negativas de otras personas, más se nos atrofia nuestra capacidad de ver lo bueno y nos convertimos en una especie de máquinas caza-defectos restándonos oportunidades de conocer ese lado bueno y provechoso  que la otra persona siempre tiene. Muchas veces ese "ver-todo-lo-malo" procede de frustraciones propias que proyectamos en los demás y que, en lugar de invertir tiempo y energía en superarlas, nos dedicamos a buscar desesperadamente las de otra gente o si no a inventarlas.

Cuando nos vemos inmers@s dentro de un ambiente de expert@s caza-defectos , hay veces que surgen nuestros miedos que nos hacen sudar por dentro y pensar aquello de "si ves las barbas de tu vecino cortar..." volviéndonos menos comunicativ@s y más desconfiad@s hacia l@s demás convirtiéndonos en un@s expert@s en el arte de ocultar y tapar, o incluso de aparentar cosas que no somos. Esto, obviamente, genera un desgaste psicológico importante y hasta puede hacernos caer en lo patético porque muchas veces se ve de lejos lo que tratamos de esconder.

Todo lo anterior acaba generando una apatía generalizada hacia el mundo que nos rodea que se puede traducir en actitudes cínicas hacia todo aquello que tiene que ver con lo cooperativo; "para que voy a ayudar, si al final me van a meter la puñalada" o "ya que van a hablar mal de mí que sea con razón..." convirtiéndonos en todo menos en personas pro-sociales.

El mundo está lleno de personas maravillosas como para dejar que esa "vieja" que, quien más quien menos, tod@s llevamos en nuestro interior nos impida conocerlas. Hemos de aprender a localizarla tanto en nuestros pensamientos como en las actitudes de los demás. Alguien a quien admiro mucho siempre solía decir: "¡Oye! Quieres dejar de hablar de gente que no está aquí". Esta frase puede ser un buen comienzo para recluir en el asilo de una vez por todas a ese terrible ser que nos roba la felicidad todos los días y poder centrarnos en nuestras potencialidades y las de la gente que nos acompaña.

D.S.U.


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