jueves, 28 de marzo de 2013

La comunicación no verbal: La mentira I.


Seguimos con nuestro rincón semanal dedicado a la comunicación no verbal hablando de un tema tan apasionante y complejo como la mentira. Al hablar sobre esto se hace necesario primero clarificar una cuestión de antemano. La mentira forma parte de nuestra vida cotidiana y tod@s la usamos en mayor o menor medida. Cuando somos niñ@s aprendemos a sonreír cuando abrimos un regalo que no nos gusta y no sólo es aceptado socialmente sino que es promovido en pos de unas buenas relaciones y un buen clima en la mayoría de las culturas occidentales (en unas más que en otras). A su vez, también es castigado el hecho de mentir para sacar provecho individual de la acción.  Lo que queremos dejar claro es, como ya aparece en el vídeo, que en el mundo de la mentira quien miente no es el único partícipe sino quien recibe la mentira y la situación que rodea a ambos forman parte de ese todo.


De acuerdo con Phillippe Turchet, la mentira puede tener 3 vertientes:

La mentira de sobrestima. Que consiste en simular lo que no somos para proyectar una imagen acorde con lo que pensamos que se espera de nosotr@s. Un ejemplo de esto sería si  encierran a un joven en una prisión llena de peligrosos criminales tan sólo por robar un bolso y en el patio asegura haber matado a varías personas a sangre fría para proyectar una imagen de duro y ser respetado.
La mentira de asentimiento. Que consiste en fingir que creemos a otra persona que sabemos que nos miente para no dañarla, no desautorizarla o porque no queremos que varíe nuestra relación con ella. Una mujer puede pasar por alto infidelidades de su pareja por temor a que la abandone.
La mentira por omisión. Consiste en centrar lo que decimos hacia lo que queremos que los demás oigan evitando mencionar "puntos oscuros" que nos podrían perjudicar socialmente dando versiones no falsas pero sí incompletas de la realidad.  En una entrevista de trabajo donde requieran experiencia laboral previa con personas de la tercera edad, una mujer que nunca haya trabajado de forma asalariada con este colectivo, puede hablar de sus habilidades atendiendo ancianos remitiéndose a su experiencia real con casos concretos como voluntaria sin mencionar que nunca ha tenido un contrato de trabajo formal y salir airosa.

Como queda claro muchas veces mentimos y otras aceptamos ser engañados (que es otra forma de mentir) a su vez también nos mentimos a nosotr@s mism@s. ¿Cuándo es lícito mentir? posiblemente entendamos al joven presidiario que miente para sobrevivir en la cárcel y no condenemos su acción. Todo depende de nuestros valores y nuestra moral personal. Lo que está claro es que no nos gusta que nos engañen porque, aparte del beneficio que puedan obtener a nuestra cuenta,  eso nos hace sentir humillación. En la próxima entrada hablaremos de los indicios no verbales, y solo eso, indicios que nos pueden ayudar a vislumbrar una posible mentira.

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